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Carro Íbero
y su contexto.
Los restos del carro estaban depositados en una pequeña fosa en cuyo interior apareció el armazón metálico (forro de la pina) de cuatro ruedas de hierro, dos grandes de 1.40 m de diámetro, y dos más pequeñas de unos 90 cm de diámetro, muy bien conservadas, de seis radios cada una. Las ruedas se colocaron intencionadamente unas encima de las otras, de tal manera que la primera de las pequeñas estaba en primer lugar, seguida de las dos ruedas grandes y finalmente la otra pequeña. Todas ellas estaban clavadas entre sí mediante remaches de hierro y entre sus radios se habían dispuesto una serie de cantos rodados de gran tamaño colocados a presión. Estos se colocaron así probablemente para evitar o dificultar la extracción del conjunto y presumiblemente para favorecer su conservación bajo tierra de manera que las escorrentías naturales se filtrasen hacia abajo y afectasen lo menos posible al conjunto metálico. Entre los radios aparecieron, además, los elementos de guarnición y unión al eje de cada una de las ruedas, los bocines y las belas también fabricados en hierro. Por debajo de las ruedas y entre ellas se había colocado también los pasarriendas y los elementos ornamentales que iban fijados al yugo del carro, bojados en bronce y, finalmente, los bocados de dos caballos forjados en hierro.
A juzgar por el análisis preliminar del número y la disposición original de los elementos, y su factura, estamos ante un carro de madera con una gran cantidad de elementos de hierro, predominantemente metálico, por tanto, un carro notablemente más pesado que los ejemplos conocidos a través de la arqueología y la iconografía. Por otra parte, se trataría posiblemente de un vehículo de cuatro ruedas, dos grandes situadas en el eje trasero y dos pequeñas en el delantero, lo que le proporcionaría mayor movilidad en el giro. La alternativa podría ser que se hubieran depositado los elementos de un solo carro (dos ruedas, un yugo completo, y sus dos bocados para el tiro de dos caballos) y además adicionalmente, otras dos ruedas sueltas, pero todo ello en un solo paquete de elementos trabados y encajados entre sí. Es posible pero menos probable y es una cuestión en evaluación actualmente. Todos los ejemplares conocidos en la Península Ibérica y en las cronologías en las que nos movemos son hasta ahora carros de dos ruedas. Para encontrar ejemplares de cuatro ruedas tenemos que remitirnos al mundo de la cultura de Hallstatt, adscrita al ámbito céltico centroeuropeo en cronologías entre los siglos VIII y VI a. C., más de 200 años antes de la datación propuesta para este carro. En este sentido, carros bien conocidos y documentados en como los de las tumbas de Hochdorf (Alemania, siglo VI a. C.), o el de la sepultura de Vix (Francia, siglos VI‐V a. C.), nos proporcionan excelentes testimonios de vehículos pesados, con gran contenido metálico, y compuestos por cuatro ruedas, que acompañaban a los aristócratas célticos del período hallstático como parte de sus suntuosos ajuares funerarios. Ahora bien, todos estos modelos cuentan con cuatro ruedas grandes pero todas ellas del mismo diámetro, lo que viene a introducir un aspecto excepcional más asociado al carro de Montemayor.
El estado de conservación, la cantidad de piezas recuperadas, su excepcionalidad y la posibilidad de ser estudiadas en su contexto y restauradas, convierten el estudio de este ejemplar recién descubierto en Montemayor en un verdadero hito no sólo para la arqueología ibérica y nacional, sino también para la europea, y así está siendo reconocido por las más diversas instancias académicas y patrimoniales.
Conocemos alguna rueda suelta procedentes de otras sepulturas principescas ibéricas, como Toya, pero nunca se ha producido el hallazgo de todos los elementos de un vehículo, probablemente de cuatro ruedas, con los elementos del yugo decorados en bronce e incluso los dos bocados de caballo, en un contexto cerrado.
Precisamente por ello el descubrimiento ha gozado de un enorme impacto mediático, tanto a nivel nacional como internacional. Solo a título de breve ejemplo, es el caso de su destacada mención por la prestigiosa entidad National Geographic2 como uno de los diez hallazgos más relevantes en el mundo durante el año 2018, o el lugar destacado en el diario El País en fecha tan relevante como Nochebuena de 2018.
Todo ello pone de relieve no solo la perentoria necesidad de restaurar al carro (ya en marcha), sino también de su posterior puesta en valor, remontaje y musealización, basado todo ello en las conclusiones de un detallado estudio arqueológico, lo que exige su exposición en unas instalaciones acordes con la categoría de la pieza, y en el mismo entorno en el que fue descubierto.
Este proyecto irá acompañado lógicamente de las pertinentes publicaciones científicas detalladas, acompañadas de todas las analíticas e informe de restauración, así como de un folleto divulgativo destinado al gran público, parte de esta propuesta expositiva.
CRONOLOGÍA: Paleolítico Inferior (600.000-120.000 B.P.)
DESCRIPCIÓN:
Pieza bifacial tallada por ambas caras y elaborada sobre una gran lasca de cuarcita, semicortical.
El útil se talla conformándose con extracciones centrípetas sobre una de sus caras, mientras que en la otra sólo se realizan escasas extracciones con las que se despeja un filo sinuoso y cortante. La superficie presenta mucho rodamiento (fruto del transporte del arroyo) y la punta está fracturada. Presenta, del mismo modo, una doble pátina que atestigua su reutilización mucho tiempo después de su primer abandono.
BIBLIOGRAFÍA:Carbonell, E. (Coord.) (2005): Homínidos: las primeras ocupaciones de los continentes; Barcelona; Ed. Ariel. Garanger, José, (Ed.) (2005): La prehistoria en el mundo. Nueva edición de «La Prehistoria» de André Leroi-Gourhan; Madrid; Ed. Akal.
CRONOLOGÍA: 2500-2200 a.C., Calcolítico-Edad del Cobre
DESCRIPCIÓN:
Fragmento de un recipiente (vaso) de cuerpo globular con forma de campana invertida, de ahí la denominación de campaniforme que se da a estas formas y, por extensión a toda la cerámica con decoración similar. Se realizó modelando la arcilla a mano, hasta lograr unas paredes muy finas. El exterior fue bruñido y decorado mediante bandas incisas e impresas. Después fue cocido en un horno en atmósfera reductora, esto es, sin oxígeno, de ahí su color negro. Aunque su procedencia es desconocida dentro del término de Montemayor, aparecen generalmente en contextos funerarios y su presencia está relacionada con la difusión de la metalurgia del cobre por Europa Occidental. El principal asentamiento de esta época en el municipio se corresponde con el yacimiento del castillo de Dos Hermanas (Montemayor).
BIBLIOGRAFÍA:ROJO GUERRA, M.; GARRIDO PENA, R. Y GARCÍA MARTÍNEZ, I. (coords.) (2005): El campaniforme en la Península Ibérica y su contexto europeo. Universidad de Valladolid. Valladolid // MORENA LÓPEZ, J. A. (1996): Las primeras culturas productoras en la campiña de Montemayor (Córdoba): El poblado calcolítico de Dos Hermanas; Boletín de la Real Academia de Córdoba, Nº 130; pp. 97-122
CRONOLOGÍA: Bronce Final (s. XI aC- VIII aC)
DESCRIPCIÓN:
Estela grabada a semejanza de las denominadas estelas de guerrero del Suroeste, hallada durante unas obras en los años 90. Se trata de una losa de arenisca de forma trapezoidal que representa un guerrero con su panoplia y otros objetos de indumentaria personal. La escena representada ocupa la mayor parte de la losa y está presidida por una figura humana alrededor de la cual se distribuyen una serie de objetos (escudo, espejo, peine, lanza, casco) y otros personajes secundarios (persona? y un animal?)
BIBLIOGRAFÍA:Ferrer Albelda, E. (1999): “La estela decorada de Montemayor (Córdoba)”; Antiquitas 10; pp. 65-71.
CRONOLOGÍA: ss. VI-II a.C, Época Ibérica
DESCRIPCIÓN:
Los exvotos eran ofrendas para los dioses como reconocimiento a los favores obtenidos o que se pretenden obtener. El guerrero representa a un varón de pelo corto ataviado con una túnica corta y ceñida a la cintura con un cinturón. Lleva unas grebas o calzonas desde el muslo hasta los tobillos y unos zapatos cerrados que cubren todo el pie. Tiene actitud de ataque, ya que lleva un escudo redondo en la mano izquierda y con la derecha parece sujetar una lanza o espada que no se conserva. Presenta también una oquedad y una pestaña en la espalda, quizás para su sujeción.
BIBLIOGRAFÍA:QUESADA SANZ, F. (2010): Armas de la antigua Iberia: de Tartesos a Numancia; Madrid.// RUÍZ, A. y MOLINOS, M. (1993): Los iberos. Análisis arqueológico de un proceso histórico; Barcelona.//PRESEDO, F., (1980): Los pueblos ibéricos, Historia de España Antigua. I. Protohistoria; Madrid.
CRONOLOGÍA: s.II-s.IV d.C, Época romana.
DESCRIPCIÓN:
Este sarcófago está elaborado en plomo y es de reducidas dimensiones. Al igual que el resto de ejemplares cordobeses, presenta forma trapezoidal y se ha obtenido mediante una sola hoja de plomo con cortes en las esquinas para su plegamiento. La tapa es plana y dobla sus bordes para ajustarse a la caja, y presenta una decoración en cruceta o aspa que unen las esquinas. La uniformidad constructiva de todas las piezas cordobesas, incluida esta, permite sugerir la existencia de un taller local cordubense, que habría mantenido la misma técnica de fabricación a lo largo de varias generaciones.
BIBLIOGRAFÍA:
Martín Urdiroz, I. (2011): “Enterramientos sarcofágicos de plomo en Corduba”en Vaquerizo, D. (ed.) Espacio y usos funerarios en el Occidente romano: actas del Congreso Internacional, Córdoba 2002, vol.2, pp. 311-324.
CRONOLOGÍA: 48-46 a.C., Época República romana
DESCRIPCIÓN:
Conjunto de objetos metálicos elaborados en plomo. Las piezas son de forma almendrada ovalada bicónica con dos extremos apuntados presentando un diámetro mayor en el centro del cuerpo. Se aprecian marcas de fundición mediante molde bivalvo. Corresponden a objetos empleados como proyectil de onda de cronología romana. Las piezas proceden de los alrededores del término municipal (especialmente de la zona norte del municipio) y se han de comprender en el escenario bélico que supusieron las guerras desarrolladas entre Q. Casio Longino y la posterior guerra entre Julio César y los hijos de Cneo Pompeyo Magno, Cneo y Sexto Pompeyo.
CRONOLOGÍA: Segunda mitad del s. II d.C, Principios época severiana
DESCRIPCIÓN:
PEsta figura de león presenta muy buen estado de conservación, a falta de las patas. Sus características, proporciones y el arranque de un soporte que aún conserva pegado al vientre hacen pensar en uno de esos motivos ornamentales dispuesto sobre peana. Su interés principal estriba en constatar el grado de perfeccionamiento que alcanza esta obra procedente de un taller provincial. El escultor se ha esmerado en la melena, realzando la diferencia entre los mechones. Los efectos del trépano se aprecian en los orificios y puentes de los rizos y bucles de la melena.
BIBLIOGRAFÍA:
Luzón Nogué, J. M. y León Alonso, M. P. (1974): “Esculturas romanas de Andalucía IV”, Habis 5, pp. 161-168.
CRONOLOGÍA: ss. I- II d.C, Época Romana Imperial
DESCRIPCIÓN:
Interesante inscripción hallada en el Cortijo de Rayos y Matas, reutilizada. Perteneciente a una de las tribus más representadas en las inscripciones vlienses (Galeria), podemos apreciar los numerosos cargos públicos que obstentan estos personajes. Destacamos del mismo modo el cognomen, poco usual en Hispania, Danqvinvs. Se transcribe:
L(vcivs)CornelivsL(uci)f(ilius)Gal(eria)Niger/IIvirPontvfex/sacrorvm in mvnicipio/hic sitvs est.
L(vlivs)Calpurnivs L(vci) f(ilius) Gal(eria)Danqvinvs/ Aedilis IIvir Praefectvs hic sitvs/ est s(ic) t(ibi) t(erra) l(evis)
BIBLIOGRAFÍA:
Cortijo Cerezo, M. L. (1993): “Fuentes epigráficas para el estudio de la Historia
Antigua de Fernán-Núñez y Montemayor (Córdoba)”, Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia 15, pp. 257-275.
CRONOLOGÍA: B Tiberio o Claudio (s. I d.C), Época Romana Imperial
DESCRIPCIÓN:
Representa a un hombre relativamente maduro, de expresión grave. Elaborado en mármol blanco con pátina grisácea. Su estado de conservación es bueno, pese a la nariz que está muy rozada. Aunque la ejecución resulta tosca, el escultor plasma realismo y veracidad. Se observan los efectos de la edad, como las mejillas hundidas y las bolsas y repliegues en las zonas blandas o los labios apretados, como gesto de firmeza. El tratamiento impresionista del cabello a través de mechones cortos y separados mientras que la parte posterior de la cabeza está tratada con idéntico tratamiento prolongándose por el cuello, a la usanza de la primera mitad del siglo I.
BIBLIOGRAFÍA:
Luzón Nogué, J. M. y León Alonso, M. P. (1973): “Esculturas romanas de Andalucía II”, Habis 4, pp. 253-262
CRONOLOGÍA: s. I-II d.C., Época romana Imperial
DESCRIPCIÓN:
Esta pieza es de gran calidad tanto en el material utilizado como en la labra realizada; se trata de una placa rectangular que desarrolla en sección un plinto sobre el que apoya media escocia que sustenta a su vez una moldura cóncava. Presenta veintiún gallones helicoidales entre puntas de flecha de planta triangular, formando posiblemente el imoscapo de un fuste de columna. Entre las particularidades de la basa destaca su delgadez no desarrollada en altura más de 0.07 m. La pieza se encuentra en buen estado de conservación, a excepción de una de las esquinas que presenta una fractura cuyo corte recto pudiera estar relacionado con alguna de las labores de labranza que sin duda contribuyeron a su exhumación. Está realizada en mármol del tipo conocido como giallo antico.
Presenta un imoscapo compartimentado en canales, finalizados de manera circular, que giran sobre su eje en dirección contraria a las agujas del reloj, adquiriendo por ello una especial forma helicoidal. Los canales están separados por aristas dobles formadas por la unión de los bordes de los gallones; aristas que generan en su parte final puntas de flecha. Este tipo de fuste con canal helicoidal se caracteriza por su marcada función ornamental y por su escasa expansión a través del occidente romano, cuya presencia se justifica para ámbitos domésticos o en edificios teatrales.
Otra característica a reseñar en la pieza es la ausencia de mortero por la cara inferior del plinto, lo que nos hace reflexionar sobre su funcionalidad. Esta carencia, unida a la gran calidad de acabado en todas y cada una de las caras de la basa, así como la utilización de mármol de importación y las limitadas, aunque esbeltas proporciones, nos indican la pertenencia a un elemento concebido como manifestación de prestigio. Así pues, pensamos que la pieza formaría parte del basamento de un componente mueble, es decir, del soporte de una crátera o un candelabro dentro de un ámbito doméstico, aunque, por la calidad reseñada no desmerecería en absoluto su ubicación como parte de una edícola, nicho o santuario en un edificio de carácter cultual.
BIBLIOGRAFÍA:
Rodero Pérez, S. (2003): “Materiales decorativo-arquitectónicos del Museo de Vlia”, Anales de Arqueología Cordobesa 13-14, Córdoba 2003-2004, pp. 97-118.
CRONOLOGÍA: 175 AC-126 AC, CULTURA IBÉRICA
DESCRIPCIÓN:
El as de Vlia presenta en el anverso una cabeza femenina con moño (Ataecina?, Tanit?)y doble collar, casi siempre sobre un creciente lunar o una X y en el reverso unos racimos de vid/olivo que dejan en el centro una cartela donde va escrito VLIA. En las primeras acuñaciones el rostro es más tosco y muy anguloso y la cartela con la ciudad es rectangular, con los ángulos bien marcados. Simbología muy similar a la moneda de Obulco (Porcuna, Jaén) y uso de metrología turdetana con sistema sobre los 22-25 gr. que se aproxima al uncial reducido usado en Roma a mediados del s. II y a las emisiones sin símbolo de Castulo. Similares con estos pesos encontramos a Carmo (Carmona, Sevilla) y su área de influencia: Ilurco, Ilipla, Carbula, Ventipo, Ulia, Caura, Celte, Cumbaria, Searo y Dipo.
El as es la unidad de la moneda romana de bronce, que se acuñó desde principios del siglo III a.C hasta finales del siglo III d.C. En Hispania, durante el período republicano, muchas cecas adoptaron la metrología romana para las emisiones de bronce, acuñando ases y divisores.
BIBLIOGRAFÍA:
MORENO VEGA, A. (2012): “Monedas iberico-romanas delsur: Los ases de Vlia”; El Eco Filatélico y Numismático; Vol.68, Nº 1207; pp. 38-39. // CORTIJO CEREZO, Mª L. (1989): Elmunicipio romano de Vlia; Diputación Provincial de Córdoba,Ayto. De Montemayor; 224 pp.